miércoles, 12 de febrero de 2014

CAPÍTULO 39.

-Pe-pero-ro -tartamudeé en cuanto vi lo que sucedía-.
-Ves, te lo había dicho -me susurró Dani al oído-.

Los dos me miraron algo avergonzados. Dani tenía razón, pero, ¿porqué no me lo habían contado? 
-Os lo pensábamos decir, pero queríamos contároslo en el mejor momento -dijo David-.
-Pues tarde, porque ya me lo habían contado -me crucé de brazos- ¿Y desde cuando lleváis juntos?
-No mucho, bueno -rectificó Miriam -quedamos varias veces a escondidas antes de la gira y ahora pues hemos vuelto a quedar y aquí nos veis -sonrió-.
Todo tenía sentido: cuando me pareció ver a David en el ascensor y la que le acompañaba era Miriam.
-Eh, pero no somos los únicos que hemos quedado hoy a solas -añadió David con cara de pícaro-.
-¿Como que no? -Dani se sorprendió-.
-¿No te lo ha contado Carlos? -Dani negó-.
-¿Con quién ha quedado?
-Mm... no sé no sé -alzó las cejas- ya te lo contará él.
-Pues vaya que avisan... ya cogeremos a Carlos y que nos ponga al día porque no sabemos nada -me reí- bueno, vamos, no quiero molestar a la parejita -me reí, cogí a Dani y me lo llevé a la habitación-.

-Aún no me has dicho cuando te vas -le miré-.
-¿Qué quieres que me vaya?
-Idiota. Ya sabes que no.
-No te enfades -se rió- Aún no lo sé, tal vez pasado mañana.
-¿Tan pronto? -bajé la mirada- aunque lo comprendo, tus fans son muy importantes para ti -rectifiqué-.
-Y tu también, no lo olvides

-Hey parejita, nosotros nos vamos a dar una vuelta. Os quedáis solos, así que... no rompáis muebles -dijo David interrumpiéndonos y se rió. Nosotros nos reimos y asentimos-.

Dani me tenía cogida por la cintura, me solté y me dirigía a la cocina.

-¿Dónde vas? -dijo Dani desde la habitación-.
-Tengo hambre -repliqué-.
-Pero si son las ocho y media.
-Ya, pero tengo hambre.

Abrí la puerta de la nevera y cogí nata y unas pocas fresas. En cuanto cerré la puerta de la nevera, Dani estaba trás ella.
-Me has asustado -ël rió. Cogí un bol, puse las fresas y encima le eché nata-.
-Comparte, ¿no? -se sentó en una de las sillas de la cocina-.
-Claro -puse cara de pícara- ahí tienes -me embarré el dedo y le manché la nariz- ¡te la debía! -dije mientras huía-. 
-Verás en cuanto te coja.
-Espera -me paré en seco, me dirigí a la cocina y cogí más nata-.
-¿Qué pasa?
Le manché toda la cara -así parecerás un muñeco de nieve -me reí-.
-¿Ah, si? -cogió más nata y me llenó de nata el cuello-.
-¡Dani, para! -me manchó la frente y la nariz-.
-Venga, paro, porque soy bueno -puso cara de pícaro-.
-¿Tu bueno? ¡Já! -me reí a carcajadas-.
-Soy bueno en todo -se rió y me miró con picardía-.
-Mentira -me burlé de él-.
Dani me cogió por la cintura y me acercó a su cuerpo. Después, me subió a la encimera y me quitó la nata del cuello delicadamente a besos.
Fui subiendo por mi cuello hasta que llegó a mi boca y me besó. Enrollé mis piernas por su cintura, él me cogió y me llevó a la habitación. 
-Dani...
-Sh...-me calló con un beso. Me colocó en la cama y se puso encima de mi. Yo sólo me dejé llevar...-.

***Narra Carlos***
-Pues yo prefiero ver la de 'Paranormal Activity: Los señalados' -dije señalando el Cartel-.
-Pero Carlos, ya sabes que no me gustan las pelis de miedo. 
-Venga, porfi -dije alargando la 'o' y poniendo cara de cachorrito-.
-Venga, vale -rodeó los ojos-.
Compré una palomitas XXL.
-Carlos, cariño, ¿crees que entre dos nos vamos a comer todas esas palomitas?
-Estando yo, sí -me reí- Disculpa, ¿le puedes poner chocolate a las palomitas? -la chica asintió y le puso chocolate derretido por encima a las palomitas-.
-¿Que a las palomitas también les pones chocolate? -se rió fuerte- Las palomitas saladas y el chocolate dulce, debe saber a rayos -se volvió a reír-.
-¿A rayos? Está buenísimo, toma, prueba -le dí unas cuantas palomitas con chocolate-.
-Debo admitir que no están tan mal -se rió-.
-Ves -le saqué la lengua- vamos ya a ver la peli que está a punto de empezar.

Entramos a la sala que nos tocaba y nos sentamos.
-Ya empieza, ¡ya empieza! -dije dándole flojo en el brazo-.
-¡Ya lo sé! Se nota que aún eres un niño pequeño, ¿eh? -puso cara de pícara-.
-Sí, pero soy tu niño pequeño -le di un beso-.

-¡Ah! ¡Carlos! -me abrazó acurrucando su cabeza en mi pecho-.
-Pero Rocio, que exagerada eres, si aún no ha salido nada que haga miedo.
-Ya, pero por si acaso, seguro que sale algo ahora...
-Que no, mira -me reí. Ella puso su mirada en la pantalla del cine y casualidad que salió algo muy feo. Enseguida se asustó y me abrazo muy fuerte-.
-Tonto, me he asustado por tu culpa.
-Que boba eres.
-Bobo tú -sonrió y me dio un beso muy tierno-.
-¿Me prometes una cosa?
-Claro.
-Prométeme que nunca te separarás de mi.
-Lo prometo, o me voy a separar de ti por nada del mundo.
-Ni yo de ti. Te quiero -le besé-.

Rocio se pasó toda la peli abrazado a mi. Es tan perfecta... Ella es a la que quiero para toda mi vida.


***Narra Miriam***
-¿Una foto para Instagram? -dijo David sacando su móvil del bolsillo-.
-Va -le sonreí-.
Nos hicimos una foto, yo sonreía mientras él me daba un beso en la mejilla. La subió al Instagram y puso: 'Si ella es feliz, yo también lo soy.'  Enseguida que subió la foto habían comentarios como: '¿Sóis novios? ¿Estáis saliendo? ¿Desde cuando salís? ¿Es una amiga o algo más...? ¡Qué monos sóis!'
-David, eres tan adorable.
-No más que tu, cielo -me besó-.
-No me imaginaba de que me enamorase así de ti -me miró a los ojos-.
-¿Así cómo?
-Miriam, antes sólo te veía como a una amiga, ahora te veo como algo más, parte de mi corazón, con la que quiero pasar toda mi vida, la madre de mis hijos, incluso la que siempre esté a mi lado como yo lo estaré al tuyo.
Era tan adorable, pero a la vez me sentía mal, sabía que tenía que decírselo. No podía seguir así...yo le quería, pero tenía miedo de que dejase de quererme. Esto me mataba por dentro y tenía que decírselo si o si. 
-Miriam, ¿te pasa algo? te veo algo preocupada. Ya sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, no lo dudes -dijo muy sincero mirándome a los ojos-.
-Tengo miedo -bajé la mirada-.
-¿Miedo? ¿A qué?
-A decirte la verdad.
-¿Cómo? 
-Es que...puf -bufé- no puedo...
-Miriam, si hay algo que me tengas que contar cuéntamelo, por muy mala que sea la verdad.
-Asentí- ¿Te acuerdas de aquel día en el que iba borracha y sin querer me acosté con Carlos?
-Mejor no recordarlo, pero el pasado es pasado.
-Pues hace una semana, fui a la farmacia, a por un test de embarazo, porque dudaba. Y estoy embarazada y el padre del hijo que espero... -hice una pequeña pausa- es Carlos -no lo pude evitar, pero me cayeron las lágrimas-.