-Daniel Fernández Delgado, si te
pasa algo conmigo, dímelo y no te preguntaré más cosas, te dejaré en paz.
-Vale, te lo contaré –tragó saliva y
siguió- Es que verás…no se como decírtelo…
-Sea lo que sea te voy a entender
–dije seria-.
-Es que me recuerdas alguien, pero no
se a quien…a una persona muy querida. Tenéis la misma personalidad,
aspecto… y eso me hace que sienta algo por ti.
-Pero, ¿Por qué te comportas de esa
manera conmigo?
-Es que…cuando os vi a ti y a Carlos
solos me dio celos, y que estés mucho con él también.
-¡Dani! ¿¡Como puedes ser así ?
¿¡Como puedes estar celoso de un amigo, un compañero de grupo!? ¿Cómo!?
¿¡Coooomo!? ¡Odio a las personas así! –le grite enfurecida, no se como podía
pensar así y tener celos de Carlos-.
-Pero es que ____ , son mis
sentimientos y no puedo hacer nada -dijo bajando la cabeza-.
-¡Pues controla tus sentimientos!
¡No quiero saber nada de ti! Eres un gilipollas.
-¡Cállate tonta!
A mi no me digas lo que tengo que hacer, eres odiosa, no te soporto, me das pena, eres realmente gilipollas y una guarra.
Dicho esto no pude contener las
lágrimas y salí corriendo a la puerta para irme, pero Alvaro y Carlos me
vieron y fueron corriendo hacia mi y me detuvieron.
-¿____ que te pasa? ¿Por qué lloras?
–dijo Alvaro asustado-.
No podía hablar, me sentía fatal.
-____ , ya sabes que puedes contar
con nosotros, cuéntanoslo preciosa –dijo Carlos-.
Yo se lo conté todo,
con pelos y señales.
-Veras ____ , no se si te lo ha
dicho Carlos, pero Dani está perdidamente enamorado de ti, por mucho que se
enfade contigo o te insulte. Yo y Carlos hablaremos con él y en saber algo te
lo decimos ¿vale? –dijo Alvaro intentando ayudarme- No llores más pequeña.
-____ te prometo que todo esto
se va a arreglar, te lo prometo –dijo Carlos-.
Carlos y Alvaro me abrazaron y
les pedí que me llevaran a casa y así hicieron.
Llegué a mi casa, subí
corriendo a mi habitación y empecé a llorar, Alvaro y
Carlos me habían animado un poco, pero solo pensar que a la persona
que más quería en este mundo y mi ídolo me había dicho eso,
me entristecía cada vez más hasta que de tanto llorar me quedé dormida. Me
levanté, eran las once y media de la noche, me había quedado una hora y media
dormida. No podía dormir hasta que al final me quedé dormida sin
darme cuenta.
Hacía días que no
sabía nada de los chicos, supongo que estaban ocupados con sus conciertos y no
los quise llamar por si los molestaba. Era sábado y mi madre no tardaría en
llegar a casa, tenía muchas ganas de verla.
Baje a la cocina para prepararme el
desayuno y en la mesa habían unas tostadas con un zumo de
naranja, enseguida sabía que mi madre ya estaba en mi casa.
-Buenos días ____.
-Buenos días mamá.
¿Este desayuno es para mi?
-Claro, lo he hecho con todo el
cariño de una madre.
-Oh mamá, te quiero.
Desayuné, hice la
cama y baje al salón.
-____ te siento rara, ¿te pasa algo?
-No mamá, ¿Por qué lo dices?
–intenté disimular-.
-Pues porque todos los sábados me
cuentas todo lo que has hecho durante la semana y hoy no me has contado nada
-Verás mama…yo…es que…-no sabía que decir-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario